Nunca me canso de dar...porque la mayoría de las veces no espero nada. Esa es mi condición, vengo con ello desde que nací. Tal vez, salí fallada.
Luego
me topo en la vida con personas que creo que me conocen. Con personas
por las que, incluso, meto las manos al fuego. Con personas que cambio,
y que también me cambian.
En
ocasiones ponen a prueba mi lealtad. La mayoría de las veces me
lastiman tanto que no me importa porque adoro a esa persona. ¿Por qué?
Tal vez porque en mi tonta cabeza pensaba que creían en mi. O que me conocían. Tanto o más que yo misma.
Pero
hay otras personas que -según ellas- lo que menos quieren es
lastimar; juegan, usan, desconfían... y terminan -peor que los
demás- rompiendo el corazón.
Y
es profundamente triste darme cuenta que al final la lealtad que había
elegido por sobre otra lealtad, termina traicionándome y sí, encima de
todo desquebrajándome el alma.
Perder
el todo por el nada. Sí. Perder una amistad de tantos años, por
lealtad, para que al final me tumbe al suelo, me pisotee, me patalee y
sople para que termine desmoronándome.
Esa
es la peor gente. La más necesitada de cariño. La que no se conoce ni a
sí misma. La que va por la vida humillando a sus cercanos, lastimando a
los que lo quieren. Arrasando con lo bello de la vida. Acabando con la
tercera palabra.
¿Qué pasa cuando alguien te rompe el corazón?
Sufres.
Lloras. Sientes que todo se acabó. Que ya no hay más qué hacer. El apetito se va. Empiezas a hacer cosas que o no hacías hace tiempo o simplemente no te gustan. Extrañas tanto a esa persona. Vuelves a sufrir. Te acurrucas en tu cama. Lloras en silencio.
Te bañas para que las lágrimas se confundan con el agua de la regadera. Mueres por escribirle, pero no lo haces. Añoras lo pasado. Deseas retroceder el tiempo.
Sigues sufriendo. Piensas tanto en qué pudiste haber hecho mal para que
esa persona "te pagara así" y no encuentras respuestas. Te consuelan un
poco algunas palabras que lees por ahí. Y al final nuevamente te
preguntas por qué me mortifico tanto en poner en mis pensamientos y en
mis sentimientos a alguien así, tan dañino, tan ciego, tan mudo...tan
tóxico. Y te preguntas cómo pudiste siquiera en pensar poder sentir algo
de amor por esa persona. Y te sacudes y talvez hasta calosfríos dan,
para que el primer y último pensamiento del día no sea para esa persona.
Cuánto
más se debe de llorar, en cuántos más pensamientos debo de tenerte,
cuántos recuerdos tengo que dejar de atesorar para olvidar el daño que
has causado.
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