Sé que no soy buena persona, me lo he dicho
cientos de veces; pero de verdad trato siempre de ayudar a todxs, de estar para
ellxs; incluso a veces antes que a mí misma; porque cuando lo hago, lo hago de
corazón.
Cuando pasa algo, hago una auto indagación para
ver qué puede haber hecho mal, qué dije, qué no dije o qué no hice. En lo que
llevo de vida solo una cosa terrible he hecho, hasta cierto punto perdonable.
Había más cola del otro lado, pero no me perdonaron. Desde antes que pasara
eso, yo siempre era la que ofrecía disculpas sin haber hecho nada, como dando
una indirecta a ver si la disculpa llegaba, y nada, así fue durante 5 años. Hoy
después de 2 años, cada día sigo llorándote y extrañándote. Te he perdonado. Me he perdonado (creo). Pero faltas tú.
Después de tanto y después de todo, he llegado a
pensar que a veces no merezco tal trato. Pero bueno, resultará trillado eso de
dar y no esperar nada a cambio, sin embargo, a veces de tanto estar, se
malacostumbra a la gente y quien sale perdiendo al final siempre eres tú.
Me dicen, eres demasiado buena persona, siempre
das lo mejor de ti. Sí, en efecto. Será porque, como dice mi gurú, la gente no sabe valorar o apreciar, y es parte de
la naturaleza controladora de la gente.
NPI
pero duele bastante. Duele la indiferencia, duele que te ignoren, duele incluso
“apechugar”. Duele desconocer el por qué. Duele el tratar de adivinar qué fue
lo que hiciste mal. Vaya, hasta duele el ya no insistir. Debería ser ya inmune, pero lo cierto es que no, no lo soy.
Recuerdo el mismo dolor que
viví cuando –hace poco- me hicieron sentir tan mal por desconfiar de mí, eso es
lo peor que pueden hacerme.
Nunca
he contado todo sobre mí, pero he aguantado todo lo inimaginable, hasta
olvidarme de mí misma por apoyar o defender a otras personas. Claro, eso siempre
-al final- se les olvida.
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