Del libro de relatos, T T T:
Para el tiempo que lo cura todo;
pero que, invariablemente,
siempre juega a volver.
Antes del Twitter
El
Condón
Coger por la oreja
debería llamarse auriculear.
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Enrique
ya ni recordaba la fecha, pero lo que nunca olvidará, o ella por lo menos, fue
que a sus 47 años no sabía ni cómo reaccionar ante un verdadero amor.
Fue como
un niño con juguete nuevo: se iba de viaje y le traía siempre algún souvenir, comían
juntos, escuchaban la misma música; es más, una vez hasta “bailaron” tango,
también las pláticas eran buenas, sin embargo él siempre creía tener la razón.
Cosa que ella se lo dijo 10 años después vía whatsapp. Ese whatsapp.
Sus
ganas eran compatibles con las de ella, sí; sin embargo sus 3 minutos no
permitían una penetración, vaya, ni siquiera un intento.
¿Cuánto
miedo tenía?
En fin.
Una
noche, él se decidió a … en realidad no sabía ni a qué, pero él llevaba un
condón.
En la
cama de un hotel, no barato; las caricias y besuqueos empezaron a elevar la
temperatura de esa cálida ciudad. Ella ya sabía que de eso no pasaba. Pero se
sorprendió tanto cuando él sacó el condón y se lo dio.
- ¡Por
fin! Pensó Inés.
- Pónmelo,
le dijo él.
Inés no
se aguantaba la risa en su interior, de nervios tal vez; y le contestó:
-¿Yo?,
pues si tú eres el hombre.
Total,
que entre refunfuñones, como Enrique pudo, se lo puso; siempre bajo la
desinteresada supervisión de Inés.
-¿Sexo
oral con condón?, se preguntó Inés.
-No
mames, Enrique.
En fin,
el cachondeo seguía y seguía. Los besos, también…; bueno eso tampoco Enrique
nunca aprendió. No aprendió que un beso no es una succión ni una presión de
labios, ni mucho menos una anestesia que los deja dormidos por bastantes
minutos, no; un beso es una caricia, el estímulo a una vibración, no es solo el
inicio o el final de un saludo, es mucho más que eso; claro, cuando lo sabes sentir
y hacer. En un beso se sabe jugar no solo con la boca, se invita también a la
lengua, a los labios, al cuello, a la barbilla, a lo que uno vaya sintiendo,
tocando y oliendo.
Y así,
más o menos Inés se imaginaba que justo estaba sintiendo eso, pero él no paraba
de…pues de anestesiar los labios y ella solo recordaba el sexo oral con condón,
y volvía a cambiar de posición. A veces pensaba que tal vez era más orgásmica
una sesión de cosquillas con alguien más que con Enrique.
Él se
esforzaba, claro; pero solo por él, cuidaba el condón, que junto con su miembro
frotaban y frotaban la piel de Inés. En el cierre de ojos que Enrique hace al
final, cuando está a punto de terminar, escuchó un ouch de Inés, algo más que todo su cuerpo la apachurraba, abrió los
ojos, se sonrieron y ahí terminó todo.
Después
de 10 años ella sigue preguntándose cómo pudo permitir que pasara eso. Sobretodo cómo llegó el condón que se puso tan bien Enrique a
la oreja izquierda de Inés.
--------------------------------- Mónica Ileana Silva Dávila ------------------------------
No te conocía esta faceta. Muy bien. TQM.
ResponderEliminarGracias, Madrineee. Y yo a ti :D
ResponderEliminarSaludos Mónica, en tu visita a GDL dejaste un rastro en tinder que te hizo visible... por eso llegué a tu blog. saludos.
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