Quítate la espinita...

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jueves, 27 de marzo de 2014

El Condón

Del libro de relatos, T T T:




Para el tiempo que lo cura todo;
pero que, invariablemente,
siempre juega a volver.




Antes del Twitter



El
 Condón




Coger por la oreja debería llamarse auriculear.
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Enrique ya ni recordaba la fecha, pero lo que nunca olvidará, o ella por lo menos, fue que a sus 47 años no sabía ni cómo reaccionar ante un verdadero amor.
Fue como un niño con juguete nuevo: se iba de viaje y le traía siempre algún souvenir, comían juntos, escuchaban la misma música; es más, una vez hasta “bailaron” tango, también las pláticas eran buenas, sin embargo él siempre creía tener la razón. Cosa que ella se lo dijo 10 años después vía whatsapp. Ese whatsapp.

Sus ganas eran compatibles con las de ella, sí; sin embargo sus 3 minutos no permitían una penetración, vaya, ni siquiera un intento.

¿Cuánto miedo tenía? 
En fin.

Una noche, él se decidió a … en realidad no sabía ni a qué, pero él llevaba un condón.

En la cama de un hotel, no barato; las caricias y besuqueos empezaron a elevar la temperatura de esa cálida ciudad. Ella ya sabía que de eso no pasaba. Pero se sorprendió tanto cuando él sacó el condón y se lo dio.

-  ¡Por fin! Pensó Inés.

- Pónmelo, le dijo él.

Inés no se aguantaba la risa en su interior, de nervios tal vez; y le contestó:

-¿Yo?, pues si tú eres el hombre.

Total, que entre refunfuñones, como Enrique pudo, se lo puso; siempre bajo la desinteresada supervisión de Inés.

-¿Sexo oral con condón?, se preguntó Inés.

-No mames, Enrique.

En fin, el cachondeo seguía y seguía. Los besos, también…; bueno eso tampoco Enrique nunca aprendió. No aprendió que un beso no es una succión ni una presión de labios, ni mucho menos una anestesia que los deja dormidos por bastantes minutos, no; un beso es una caricia, el estímulo a una vibración, no es solo el inicio o el final de un saludo, es mucho más que eso; claro, cuando lo sabes sentir y hacer. En un beso se sabe jugar no solo con la boca, se invita también a la lengua, a los labios, al cuello, a la barbilla, a lo que uno vaya sintiendo, tocando y oliendo.

Y así, más o menos Inés se imaginaba que justo estaba sintiendo eso, pero él no paraba de…pues de anestesiar los labios y ella solo recordaba el sexo oral con condón, y volvía a cambiar de posición. A veces pensaba que tal vez era más orgásmica una sesión de cosquillas con alguien más que con Enrique.

Él se esforzaba, claro; pero solo por él, cuidaba el condón, que junto con su miembro frotaban y frotaban la piel de Inés. En el cierre de ojos que Enrique hace al final, cuando está a punto de terminar, escuchó un ouch de Inés, algo más que todo su cuerpo la apachurraba, abrió los ojos, se sonrieron y ahí terminó todo.

Después de 10 años ella sigue preguntándose cómo pudo permitir que pasara eso. Sobretodo cómo llegó el condón que se puso tan bien Enrique a la oreja izquierda de Inés.


--------------------------------- Mónica Ileana Silva Dávila ------------------------------


3 comentarios:

  1. No te conocía esta faceta. Muy bien. TQM.

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  2. Saludos Mónica, en tu visita a GDL dejaste un rastro en tinder que te hizo visible... por eso llegué a tu blog. saludos.

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