Ya no recuerdo tu sonido
ni el número de tus pecas
ni el sabor de tus labios.
Confundo el dolor,
las ansias de volver a verte,
el juego que nos envuelve,
confundo el deseo.
Ya no recuerdo tu calor
ni tus formas
ni el olor de tu piel.
Es tu silencio, mi mordaza
es tu palabra, mi aliento
es tu sonido, mi estructura armónica
es tu pasión, mi amor.
Ya no recuerdo tus manos
ni tu respiración agitada
ni, siquiera, tus ojos maravillosos.
Es acaso, que . . . caducaste?
No hay comentarios:
Publicar un comentario