Hablando de otras cosas y de lo mismo...

No es concebible que el amor no haya existido para mi. Lo supe desde que mis ojos no dejan de estar tristes, desde que mi mirada ya no es la misma, desde que las mariposas se han ido de mi estómago, migraron; desde que los calos fríos me abandonaron, desde que tu imagen desapareció.

Quise abrir el baúl y alguien se llevó la llave; pude haber forzado el cerrojo, pero perfectamente sé que las cosas no deben de ser así. ¿Acaso lo sabes tú?

Frente al espejo, hoy; he visto a alguien cansado, profundamente triste y con lágrimas permanentes en sus ojos, ya nublados.

¿Por qué nunca nos enseñan a respirar sin suspiros? ¿Por qué cuando deseamos algo, siempre lo evocamos con un suspiro? Y los besos…¿dónde quedaron?
 

Continuamente veo tus palabras, tus sílabas, tus letras deseando tener alguna señal y encuentro nada, un n a d a desolador, siempre.

No quiero cansarme más, quiero dormir placenteramente. Soñar, si quieres, con el murmullo del viento, con la brisa del agua, con los cantos de las aves, con el silencio de la naturaleza y con el resplandor de la luna.

Mi deseo se ha volcado ya no en ti, en la soledad a veces, en la tristeza p r o f u n d a, en el recuerdo y en lo que pudo ser, se ha repartido.


¿Por qué no nos enseñan a sobrevivir del desamor?
No estudié ninguna materia de cómo hacer para no llorar. Tristezas I, Desamor II, Dolor III, Optativa IV, Soledad…una de ellas, nada; no hubo ninguna clase así.

Recuerdo tu sabor en cada copa del mejor vino tinto, tus notas a veces tan musicales, te recuerdo en cada suspiro.

¿Por qué existen los suspiros? Si no son más que alivios temporales. Si es sólo el final de pensarte, de sentirte, y de acabar con un alma contracturada.